20110824

habitas en mis ensueños

al recordar cuánto te puteo cada vez que salgo al frío, sin mis bufandas, decidí ir a verlos en busca de tales
sin pensar en vos ni en el mal momento, ni si quiera se me ocurrió por la cabeza. Al llegar todo fué igual que siempre, yo, del otro lado del frío pasillo -aunque donde yo me encontraba parecía estar cálido quizás por mi estado- y ella, la niña, ansiosamente corría con su alegre abrazo entre sus manos ¡qué digo corría! ¡volaba!.
todo estaba igual que siempre... sólo que ahora mis visiones dominaban toda la escena pero ellos parecían tomarlo con normalidad. Amarillo humilde, paredes como las que a mi me gustan... cargadas de esa felicidad envidiable que ellos siempre elevan unidos.
ya, de repente yo me encuentro a mi sorpresa con un bebé entre mis brazos al cual ellos me hacen amar inconcientemente al tratarnos con gustosa hospitalidad, parecen no asombrarse como yo, al verlo soreírme mientras me mira -pero todavía no puedo entender (en mi mal estado) quién es ese bebé que depende de mi.
por eso es que ahora aparezco en el piso de arriba sola, muy cambiado, pero no para Él
que me mira con su esplendorosa mirada, con temor a lo que pueda encontrar en mi... pero esta vez manso... manso como el mar de mar del plata en invierno...
a lo que yo respondo con una gran sonrisa de las que a Él les gustan y un "hola"
sin que yo precise de otras palabras, Él deja su vicio de niño y se levanta en busca de las bufandas...
 pero ahora eso ya no importa, de un momento a otro todo es un caos, lo único que pienso es "si no hubiera querido bajar" pero mi escencia no me abandona y me empuja por las escaleras las que se deshacen y abajo todo es una gran pecera inundada mejor dicho su living parece atraparnos en una...
"mi bebé" recuerdo al verlo en la falda de una mujer grande que tiene pinta y postura de abuela, una abuela que no deja de hablar entusiasmada con una  mujer menos grande y una niña la niña que me abrió su puerta.
me sumergo en su pecera desesperadamente y aún no puedo distinguir qué clase de agua me inunda el cuerpo lo único que quería era llegar a mi bebé y desgarrarselo de sus brazos a esa mujer que por su colgades no distingue el color violaceo que llevaba mi bebé ¿soy la única conciente que debabajo del agua solo se puede durar unos minutos?
con enojo e inparable, agarro a mi bebé entre mi pecho y mis manos y rápidamente nado hasto al piso de arriba donde Él ya no está, pero la mujer -madre de la niña y de Él- parece seguirme con buena voluntad en todos mis actos... como el apoyo de una madre inmaculada que nunca tuve
eso a mi no me importa, ni nada ya, no se me cruza la idea de que mi bebé esté perdido aunque de aspecto parece muerto y aparece en lugar de su cuerpo violeta un frasco vidrioso y blanco de alguna droga y yo siempre tan impulsiva ,hasta en los sueños, empezé a soplar y aspirar en la boca del frasco desesperadamente incansable hasta que mágicamente se escucho jóven una carcajada y ahí fué donde el frasco se convirtió nuevamente en mi bebé iluminado luego de varias aspiraciones sin perder ilución
me decidí a buscar en medio de su caótica casa, entre roperos de embolladas prendas, algún trapo para vestir a mi desnudo bebé... que parecía haber nacido de vuelta pero bastante crecidito ya para ser un recién nacido.
alegres y entusiasmadas; la niña y su madre me ayudaron con cuidado a tomar mi frágil bebé para vestirlo, aunque las ropas no eran finas ni limpias, mi bebé podía convertirlo todo en algo hermoso.
si no fuera por la discución que se escucha en el cuarto continuo, de un señor no tan grande pero de abundante experiencia y Él...
nosotras las mujeres; yo, la niña y su madre nos miramos afligidas y decidimos guardar silencio
pasado ya un rato sale Él envuelto de furia rompiendo el ambiente festivo al Todo que las mujeres habíammos conseguido, Él como siempre....
me pidió perdón
susurró que no podría devolverme las bufandas sin ninguna excusa ni explicación, bastante agazapado ante mi e ignorando mi bebé como si no quisiera verlo




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