careta

el embrión de arrogancia e ignorancia
saliéndoles por el culo a todos esos hipócritas
que caminan sin cuidado con sus almas débiles
que repiten sin mirar
y se dejan doblar mas fácil que robar
robar
el indescente espíritu revolucionario con el que los ricos hemos nacido
robar
la conciencia engañada por las pantallas,
ultrajada por la ropa cara con la que las chicas lindas de mi edad salen a bailar descuidadamente borrachas
no pueden caminar, se me caen encima y yo no las empujo por miedo de que se caigan mas abajo
robar
el hambre de descontrol, pero un descontrol sabroso que tiñe cada vez
de un nuevo color, la estela del largo camino hacia la muerte
robar
la imaginación de niño necesaria para crecer y no dejar de serlo
robar
la coherencia de los locos que llevamos adentro incitándonos atrevernos a vivir furtivamente
robar
la compación humilde, ciega por la ambición de querer sentirse mejor entre efímeras realidades