a ver si te cruzo por la paternal
con la cabeza agachada, de la mano de el dueño
de tu libertad de tu dignidad.
no me quiero acordar de vos pero igual te busco inconciente entre borrachos y ojos vidriosos
te quiero encontrar y escucharte llorar lágrimas de plástico increíbles
esas que yo me creía,
a veces me convencías
de vivir, para quedarme un rato mas cerca tuyo.
ni si quiera desapareciste
porque nunca estuviste, sos como una sombra que te acompaña en las noches mas odiosas
en las mañanas mas solitarias, y en las tardes mas radiantemente irreales
pero a una sombra nunca la necesitas.
un plato difícil de llevar, ella vá dando la sensación de que su estallido contra el piso
sería mas que una explosión de ruidos y cortaduras en los piés
sin duda deja las astillas mas sencillas de sacar
pero se lleva todo mi odio y mi impotencia reprimida en su
armadura que se desploma en un suspiro momentáneo de complicidad
la complicidad que genera nuestra discreta fortaleza interior
que nadie ve, que vamos ganando
muchas veces vencidas.
Ese cuarto de roedores y esos dedos de líneas gastadas
ahora forman parte de mis ideas mas preciadas
y en la irrealidad de este atardecer me arrepiento de no estar yendo a tu casa desordenada
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