de que sirven mis manos si han de ir atadas a mis secretos ?
las espaldas rasgadas me atrapan
y yo las riego con mis desilusiones y mi odio, esperando que crezca su dolor,
son espaldas con almas de perdedor,
las recuerdo con mi peor sonrisa latiendo en algún vergel
si su voz tenue me pregunta porqué me río tanto,
le contesto: quizás mas adelante sea tarde para llorar.
Y él se agobia tan fácil con mi sórdida liviandad y mis palabras que queman de amor
Que ayuda a caer mis deseos en un olvido encantado,
A mi me enloquece su áspera su pasión volviéndome vulnerable,
Ante sus dislocadas ideas de libertad,
Nadie podría negarse, ni si quiera algún alma lúcida
Aunque su piel no luzca bien.
Abatidos por la serenidad del rosa cielo que parte con sus rayos los vestigios de nuestros cuerpos desnudos
Deslumbrado el humo resentidamente espantado de sus labios se iba volando
Entre besos de espuma y posiciones anudadas, el mundo por esos momentos no lucía tan mal como los remordimientos que le producian mi carne
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