20111022

el juego de los enamorados sádicos

los locos se consumen.
y yo me busco en los reflejos de sus refugios verdes y brillantes
que me atrapan con rencor,
ya vencida, no me quiero escapar.
 me tiran contra el asfalto fantasma
que se mueve y juega conmigo.
no me importa arrastrarme por las tinieblas de ésta confusión que hoy naufrago,
porque con sus refugios yo puedo sentir todo,
porque voy iluminando el loquero mas alegre,
el aleteo violento de las mariposas que llevo,
me enseñan y me elevan entre diamantes y botellas, que giran
y gente que reparte, me reparte.
yo solamente quería decirle a la marea calma
 que lo hago sin querer,
y que a veces la quiero sin querer
la llamo,
y ella aparece inalcanzable
 mareándome todo
tranquilizándome todo,
como arrancandomé del arbol seco
porque ya estoy por caerme,
es una marea calma y seductora
que me viene a buscar cuando estoy muy sola,
cuando el sonido de las flores que piso
se mete en mis oídos recordándome la lejanía,
la frivolidad de los ojos blancos y atentos,  vanos.
esos que me reprochan queriendo hacerme sentir culpable
por sentir el color de los árboles floreciendo sobre mi piel,
por sentir las astillas clavadas haciéndome cosquillas,
o por poder arrancarme de mi vista la superficialidad con la que ellos
todo lo ignoran, dejando morir el calor de sus sangres
dejando pasar a su lado el veneno sin chupar un poquito

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